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Inversión y finanzas

Guía para entender los ratios de la ficha de un fondo

26/04/2014
Ficha de Fondo de inversión. Imagen de Metagestion

Interesante artículo hallado en la revista Funds People con los ratios que nos van a ayudar a determinar la calidad de un fondo y de su gestor. Estos ratios los podemos encontrar en la ficha del fondo de inversión, como por ejemplo, la que se muestra en la imagen de arriba.

Para conocer la calidad del proceso de inversión que sigue un gestor hay que tener en cuenta varios factores. El estudio se puede dividir en dos partes: un análisis cualitativo –en el que se busca conocer a la persona, comprender la estrategia y saber de dónde vienen los resultados obtenidos- y un análisis cuantitativo, en el que a partir de una serie de ratios, medidas de rentabilidad y riesgo, se trata de sacar algunas conclusiones sobre las habilidades y las capacidades del gestor. Respecto a este último punto, lo más habitual es echar una ojeada a los clásicas ratios fundamentales que aparecen en la ficha de cualquier fondo. Sin embargo, su interpretación no resulta del todo sencilla y el inversor no siempre suele tener claro cómo manejarlas. Diversos expertos del sector nos explican cada una de los ratios, los aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de analizarlos y cómo utilizarlas.

La beta

La beta es la pendiente de la línea de regresión de las rentabilidades de un fondo frente a la de su índice de referencia. Es una medida del riesgo sistémico y la teoría del CAPM la utiliza para calcular el retorno esperado de un activo en función de su beta y el retorno del mercado. Un fondo con una beta superior a uno exagerará más los movimientos del mercado (más beneficios que el mercado en caso de subida, pero más pérdidas en caso de caída), mientras que una beta inferior a uno significa justo lo contrario (menos rentabilidad que el mercado en periodos de subida a cambio de menor caída en periodos de corrección).

La beta tiene sentido para aquellas estrategias que tengan una distribución normal de retornos y con una gestión ligada a un índice de referencia. Deja de tener sentido según el índice de referencia explique menos la rentabilidad del fondo. “Yo sólo la utilizo para estrategias de renta variable (direccionales y no) y resulta útil para tener una primera idea de cómo de agresivo o defensivo en un gestor.

El tracking error

El tracking error mide la desviación de la rentabilidad del fondo con respecto a su índice. Estadísticamente hablando, el tracking error es la desviación estándar de las diferencias de rentabilidad (fondo frente a benchmark) y cuantifica la  distancia de dicha diferencia con respecto a la diferencia media. Coloquialmente, lo conocemos como ‘riesgo gestor’, esto es, la libertad que toma un gestor para invertir en activos fuera del índice de referencia, aunque también se denomina ‘riesgo específico’. Cuanto más bajo sea el tracking error, más estrechamente seguirá el gestor a su índice de referencia y viceversa. Se trata pues de una medida de riesgo relativo.

Cuanto más bajo sea su valor, más cercano será el riesgo de la cartera al riesgo de su referencia y previsiblemente nos alejaremos menos en rentabilidad con respecto a la misma. «Si hablamos de una gestión pasiva (donde entendemos que existe un seguimiento fiel al benchmark), el tracking error se mantendrá lo más bajo posible, y en el caso de una gestión activa (donde la participación del gestor es más fuerte) nos encontraremos con valores más elevados.

• Entre 0% y 2% hablaríamos de una gestión pasiva.
• Entre 2% y 5%, estaríamos ante una gestión con un poco más de riesgo, pero controlada
• Un fondo con un tracking error superior al 5% indicaría que estaríamos ante una gestión activa (mayor riesgo)

Un ejemplo: asumir un tracking error del 6% querría decir que si nuestro benchmark tuviera un rendimiento del 10%, teóricamente nuestra rentabilidad debería de estar entre el 4% y el 16%.

Alpha de Jensen

Sin entrar en cálculos matemáticos, el alpha de Jensen se puede definir como la rentabilidad extra que consigue el gestor de un fondo tras ajustarla por su riesgo beta. De acuerdo con el alpha de Jensen, la rentabilidad de una cartera puede descomponerse en dos elementos: la habilidad del gestor para tomar posiciones en su cartera conforme a las circunstancias del mercado, y su habilidad para reducir el riesgo inherente a su cartera mediante una adecuada diversificación de los activos.

Se podría decir que esta medida proporciona información acerca del exceso de rentabilidad que es capaz de generar el gestor sobre la media del mercado, o lo que es lo mismo, su capacidad de generar valor frente a una inversión pasiva en el mismo. Este indicador permite saber si la cartera está bien gestionada y hacer una comparación entre fondos de la misma categoría.

A la hora de comparar fondos en función del alpha, tienen que ser fondos con universos y estilos de gestión muy homogéneos (betas similares, por ejemplo) puesto que de no ser así la información proporcionada queda desvirtuada. Éste indicador permite de un vistazo conocer la capacidad y generar valor del gestor pero no puede emplearse como medida única.

Ratio de Sharpe

La ratio de Sharpe se define como el rendimiento generado sobre el activo sin riesgo por cada unidad de riesgo asumida. Es una medida que habla sobre la eficiencia del gestor. Se calcula restando la rentabilidad del fondo al retorno generado por el activo libre de riesgo dividido todo ello entre la desviación típica de los retornos del fondo. El ratio de Sharpe permite medir la calidad de los resultados de un fondo en relación con su índice u otros fondos. En general, > 1 es considerado muy positivo. Sin embargo, para fondos de rentabilidad absoluta 0,5 se considera bueno.

Éste ratio es muy popular porque incorpora un elemento de sentido común: cualquier inversión con riesgo que no ofrezca mayor rentabilidad que el activo libre de riesgo ofrece un Sharpe negativo y, por lo tanto, debe ser rechazada.

Por otro lado, el ratio de Sharpe solo debería ser empleado para comparar inversiones homogéneas (por ejemplo, para comparar fondos growth de bolsa europea o fondos value de renta variable americana). No sirve para evaluar la calidad de la gestión, aunque sí puede ser utilizado desde un punto de vista puramente inversor para saber qué paga más para el riesgo asumido.

Lo que subyace del ratio de Sharpe es que dos inversiones con el mismo ratio serían equivalentes en cuanto a su relación riesgo-rentabilidad.

Ratio de Sortino

Muy en línea con la ratio de Sharpe está el índice de Sortino. Este ratio se calcula restando la rentabilidad de la cartera a la rentabilidad mínima que se le quiera exigir a la inversión, dividiendo el resultado entre la desviación típica. Cuanto mayor sea el ratio, mejor. Los ratios de Sharpe y Sortino son muy útiles para analizar la calidad de la gestión, ya que ponen en contexto el binomio rentabilidad/riesgo sobre el activo libre de riesgo y el umbral mínimo de retorno respectivamente.

Los analistas de fondos suelen preferir Sharpe a Sortino por su facilidad de cálculo, de interpretación y flexibilidad. El problema de Sortino es que el analista tiene que introducir un parámetro de rentabilidad mínima exigida y, por otro lado, tiene que considerar el concepto de semidesviación típica negativa.

En la selección de fondos del día a día lo más práctico es utilizar como parte de nuestro arsenal de indicadores un ratio de Sharpe, con menores requisitos de computación y calibración.

Índice de Treynor

El índice de Treynor se define como el rendimiento generado sobre el activo sin riesgo por cada unidad de riesgo asumida frente al índice de referencia. Es resultado de restar la rentabilidad del fondo a la rentabilidad del activo sin riesgo y dividirlo todo ello entre la beta. Como se ha explicado anteriormente (ver beta), tres fondos con betas 0,5, 1 y 1,5 tendrían una rentabilidad por encima de la rentabilidad libre de riesgo de un 5%, un 10% y un 15% ante una subida del mercado del 10%. “El ratio de Treynor mide precisamente esta proporcionalidad: exceso de retorno/beta.

Este ratio debería usarse para comparar fondos de un mismo mercado: fondos Ibex contra fondos Ibex, fondos de bolsa europea contra fondos de bolsa europea, etc. Sí sirve para comparar fondos que siguen diferentes estrategias (value, growth, blend…).

Al tratarse de una medida relacionada con la beta, se suele utilizar especialmente en carteras de renta variable. Como la mayor parte de las ratios, no es importante su valor absoluto sino su valor relativo a otros fondos. Cuanto más alto, lógicamente mejor. Pero un ratio negativo no quiere decir necesariamente que el gestor lo esté haciendo mal, estar en terreno negativo no significa más que los mercados bursátiles han caído y su rentabilidad está por debajo de la tasa libre de riesgo.

Ratio de Información

Este ratio compara o pondera el fondo de inversión con el mercado en que se cotiza dicho fondo. Calcula la volatilidad en la rentabilidad. El proceso es el siguiente: primero se calcula la rentabilidad del fondo sobre la rentabilidad del índice de referencia con el que se compara, para posteriormente dividirlo por el tracking error del fondo, que no es más que el índice de estabilidad o volatilidad. Cuanto mayor sea el ratio de información, mejor será la calidad de la gestión.

En teoría, a mayor ratio el gestor está añadiendo más valor, medido como la rentabilidad por encima del mercado y acusa menos la volatilidad. Por ello, los inversores tienen que seleccionar fondos que tengan un ratio alto y que, por tanto, creen valor por encima del índice de referencia. Para poder tener una cifra representativa hay que contar al menos con cinco años de información y que este no sea negativo.

R Cuadrado

El R Cuadrado es un coeficiente que determina cuánto explica un activo la variación de otro. Es una medida que varía entre 0 y 1. Cuanto más próximo sea el R Cuadrado a  1, más explicativo es, por lo que un fondo de inversión que tiene un R Cuadrado de 1 con respecto al S&P 500, indicaría que las fluctuaciones del fondo están completamente explicadas por las fluctuaciones del S&P.

El uso de este ratio es más sencillo en el estudio de los fondos que se denominan trackers o seguidores de índices, aquellos que se basan en infra/sobre ponderaciones sobre un benchmark, mientras que se vuelve más complejo a medida que los fondos ganan en flexibilidad de gestión.

Máxima caída de un fondo

Es, quizás, una de los ratios más interesantes y más sencillos de explicar y de más fácil comprensión por parte del inversor. Se trata de una medida de riesgo que computa la pérdida máxima en un periodo determinado en los resultados de un fondo.  Se puede calcular de dos formas: computando cuáles son las máximas caídas de un fondo para periodos acotados en el tiempo (máxima caída diaria, semanal, mensual…) o calculando cuál es la máxima caída que ha tenido el fondo desde un máximo (pico) a un mínimo (valle). La más utilizada por cuestiones de comodidad, de cálculo y comparabilidad entre diferentes carteras es la primera.

Fuentes consultadas: Fundspeople.com, Diego Fernández, Ana Guzmán, Carlos Fernández