Un pazo abandonado, una nave de becerros y cincuenta gallinas es el origen de Pazo de Vilane, un sueño hecho realidad donde conviven 100.000 aves que ponen 2,5 millones de huevos camperos al mes.
Si hay algo de lo que puede presumir Nuria Varela-Portas (Lugo, 1969) es de entusiasmo y de una pizca de orgullo por el valor de lo bien hecho. «En 1998 me planté en El Corte Inglés de La Coruña con una caja de huevos. La presentación rompía la imagen tradicional del lineal. Entonces El Corte Inglés tenía más libertad para apoyar economías locales, contactaron con las oficinas de Madrid y nos dieron de alta el producto. El primer pedido de diez cajas, 160 huevos, nos asustó. Estábamos acostumbrados a un máximo de una o dos cajas. Luego acudí al establecimiento de Vigo y… aceptaron». En la actualidad Pazo de Vilane distribuye el 30% de su producción mensual de huevos a centros de El Corte Inglés de toda España.
Casi veinte años después, la impulsora de Pazo de Vilane reconoce que esto fue el escaparate perfecto para dar alas a una explotación de 50 gallinas. Una historia con final feliz que empezó en un trozo de papel que Nuria encontró entre las cosas de sus padres cuando éstos fallecieron. El 17 de febrero de 1994 les escribió una carta desde Londres. Les contaba que la ciudad no era para ella: «¿De dónde venimos? De la tierra, de la tierra que poseemos y a la que pertenecemos. Nuestras raíces, vosotros, esa es la razón de ser, de continuar apegado a la vida, porque el asfalto está muerto y aquí me es difícil encontrar el porqué».
De 50 gallinas a 100.000
Nuria Varela-Portas, la impulsora de éste negocio, dejó Lugo a los seis años dejó Lugo, y con 25 y su carrera de economista bajo el brazo -es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid- y un MBA -Escuela Europea de Negocios-, regresó para transformar las 40 hectáreas del pazo familiar, situado en la comarca de la Ulloa, en un agrovivo: «Un proyecto innovador que pudiésemos controlar y dar personalidad. Las vacas o plantar una huerta es habitual. Lo difícil es hacer un producto con personalidad».
Recuerda Nuria que su padre tenía iniciativa y ambición: «Era muy creativo. Sabía que si nos enfrentábamos a un producto que ya estaba explotado no llegaríamos al mercado. El huevo era un producto básico pero muy valioso». Ése fue el punto de partida de un periplo de año y medio para conseguir financiación hasta que «el gerente de una SGR de aval recíproco se enamoró de la idea y nos avaló». Esos 20.000 euros dieron para rehabilitar una antigua nave de producción que «hace años acogía a becerros y que se adaptó para la cría de gallinas, compramos 50 por 300 euros».
Así comenzó la producción de huevos camperos de gallinas en libertad y la marca Pazo de Vilane. Nuria no ha olvidado lo difícil que fue convencer al pequeño comercio para vender huevos de calidad. Ahora cuenta con una plantilla de 30 personas que atienden un total de 100.000 aves que ponen 2,5 millones de huevos al mes que se pueden encontrar en El Corte Inglés, Alcampo, Carrefour, Gadis y en los centros Eroski de Galicia. En 2016 facturaron más de 5 millones de euros.
Cómo se cuida un negocio que crece despacio
«En Vilane no fabricamos huevos, cuidamos gallinas». El eslogan de Pazo de Vilane resume cómo ha familia Varela-Portas hace los negocios. Dice Nuria que la mejor manera de crecer es hacerlo poco a poco y bien, «hay que pensar en la marca y en tu misión. Tenemos propuestas para crecer en el ámbito internacional, pero queremos hacer las cosas bien y asentar el mercado. En el mundo de la empresa el ‘leitmotiv’ es la facturación para repartir dividendos. Ése no es nuestro caso. Lo que nosotros necesitamos es ser rentables. Acabamos de ampliar la oficina y le recordaba a mis hermanos que antes en ese mismo lugar había un burro. Es un edificio del siglo XVIII. Trabajamos y vivimos en el campo el sueño de muchas personas. Creo que tenemos un proyecto muy bonito y fácil de vender. Mi padre decía que ‘Vilane es como un cuadro y hay que pintarlo’. Contar un sueño es fácil». Una de las cosas que pintó el artífice de este sueño fue el logo de Pazo Vilane, la ya famosa gallina punteada que ilustra las cajas de huevos: «Vió el logo de Tour Galicia y enseguida quiso contactar con el diseñador. Pepe Barro nos entendió tan bien que creó ese logo que desde entonces nos acompaña. Y lo mantenemos. Mi padre decía que «cuando se hacen las cosas bien y funciona mejor no tocarlas». Muchas grandes empresas están obsesionadas con la innovación y a veces eso anula el producto».
El futuro
Pazo de Vilane también produce y comercializa mermeladas de frambuesa y arándanos y de tomate ecológico, y el jugo de frambuesa. Aumentar la producción de estos productos, que ahora suponen el 10% de su facturación, es su reto. Nuria comenta que no buscaron esta diversificación: «Aprovechamos una iniciativa de desarrollo agrario de la zona para cultivar frambuesas. Utilizamos el estiércol de las gallinas y plantamos dos hectáreas. Al principio las vendíamos, pero luego decidimos producirlo y comercializarlo nosotros. La mermelada tiene un origen trazable y un porcentaje de fruta más elevado que uno industrial. El objetivo es devolverle al pazo su actividad económica «.
¿El futuro? Elaborar zumos deshidratados de productos ecológicos, «pero no tenemos prisa», asegura.
Fuente: expansión.com